lunes, 9 de octubre de 2017

Avon: una gran estafa



En esta ocasión voy a hablar de cómo fui estafada por Avon. Sí, Avon, la reconocida marca de venta por catálogo de perfumes, maquillajes y objetos varios para la casa. Lo que voy a contar es mi experiencia y con ello quisiera ayudar principalmente a aquellas mujeres a quienes Avon esté queriendo enredar en su sistema empresarial o a quienes haga poco hayan caído en el sistema con el título de "candidata" o "líder". En los próximos días voy a hacer una segunda parte de este artículo y un video para YouTube.

Básicamente el sistema que maneja esta empresa es piramidal, aunque disfrazado de "red", que al fin y al cabo es lo mismo porque los que están posicionados en la cima de la pirámide son los que se llenan los bolsillos gracias al trabajo y el esfuerzo de los de abajo que son los que sostienen la pirámide. Utilizan psicología para incentivar y hacer que las personas crean que en poco tiempo van a ganar miles de pesos y van a poder vivir únicamente de ese trabajo pero resulta que campaña tras campaña, lograr los objetivos marcados por ellos es casi imposible. No sólo eso sino que se termina poniendo dinero del propio bolsillo para poder cumplir con los objetivos marcados. Dinero que no se recupera nunca más. 

Los objetivos principales son:
* Pasar un pedido propio mínimo. Al ser líder el tiempo se va en otras tareas que no son la venta. Por ejemplo, en incorporar mujeres para la reventa de productos, salir a la calle a reclutar y también hacerlo por Internet, ir a reuniones para revendedoras y para líderes, atender a las revendedoras full time por teléfono y en persona, enseñarles tips de venta, visitar en sus casas a las revendedoras que no pagan sus productos y acosarlas vía telefónica para que paguen, pasar pedidos de mujeres que no tienen servicio de Internet o que no saben utilizar el sitio Web de Avon, hacer los reclamos de las revendedoras de los productos que fueron enviados con fallas o que no fueron enviados pero sí cobrados, o ni cobrados ni enviados (todo un lío) y, como si fuera poco, formar candidatas para ser futuras líderes, atender a esas candidatas y conocer a las revendedoras de esas candidatas. Por lo tanto, no hay tiempo para vender y como hay que hacer un pedido sí o sí, hay que encargar cualquier cosa (innecesaria) y pagar después. Entonces la casa de la líder se llena de estos productos innecesarios que terminan siendo regalados y muy pocas veces vendidos. Y en caso de ser vendidos, se hace a precio de costo para sacarlos de encima sin tener en cuenta que en cada campaña cobran los folletos e impuestos varios.
* Que todas las revendedoras pasen sus pedidos en cada campaña. Si la mujer no quiere hacer un pedido esa campaña hay que buscar la forma de obligarla convenciéndola de que haga un pedido mínimo y que esos productos los venda en mano. 

* Que ninguna revendedora esté adeudando productos del pedido anterior. La líder a veces debe poner hasta en riesgo su vida por cobrar una deuda que las revendedoras adquieren con la empresa. Hay que acosar a la deudora todo el tiempo yendo a su domicilio, llamando por teléfono a todas horas o persiguiéndola por las redes sociales, todo vale porque hay sólo veinte días para que pague. 

* Tener incorporaciones nuevas cada campaña. Si nadie quiere vender productos se puede incorporar al tío o al loro del vecino, cosa que a la larga se vuelve en contra porque campaña tras campaña hay que tener más revendedoras que en la campaña anterior y teniendo en cuenta que algunas revendedoras se dan de baja (en su mayoría con deuda con la empresa), no se puede dar de baja esas cuentas de familiares. Hay ocasiones que incluso hay que hacerse cargo de una cuenta que no es propia para no quedar por debajo del objetivo que se pide (que es tener más revendedoras o al menos quedar con la misma cantidad)
* Tener candidatas cada dos o tres campañas. Hay que convencer como sea a las revendedoras o buscar otras mujeres para que sean líderes, obviamente, pintando todo de colores para que acepten.

Todo empieza siendo "candidata". La misión es incorporar al sistema cuanta mujer se cruce en el camino y tratar de tener diez revendedoras. Mientras tanto se gana un bono de unos pocos pesos. El próximo objetivo es sumar diez mujeres más para "graduarse" como líder y tener candidatas a cargo. Y así se va creciendo y haciendo que el trabajo sea cada vez más exigente, cada vez más demandante de tiempo y esfuerzo. Lo que empezó como un dinero extra para los tiempos libres termina siendo un consumidor de todo el tiempo, incluso el del descanso y el que se comparte con la familia a cambio de unos pesos que no se ven en mano y que no llegan a compensar tanto esfuerzo. Llega un momento en el que te llenan la casa de cajas con productos, hay que atender mujeres que van a retirarlas, también la líder debe retirar cajas de depósitos y llevarlas de un lado a otro. Si no tiene un auto o movilidad propia, las tiene que llevar al hombro o pagar un remis/ taxi (de su bolsillo). Y esos llamados "depósitos" son simplemente las propias casas de las líderes, quienes corren el riesgo de ser robadas en sus hogares ya que cada caja tiene en su interior un promedio de productos por el valor de $2000 y a veces hay también electrodomésticos en los paquetes. De esta manera se pone en riesgo incluso hasta la propia familia de la líder.

Después de haber trabajado de esta manera para la empresa durante un año, fui dada de baja de un momento a otro teniendo ganados premios que no se me entregaron y dinero que jamás se me pagó. Me dieron la baja y no hubo reclamo que valiera para algo. La forma de cobro de Avon está reflejada en la factura, el dinero tangible no se ve jamás. Para cobrar mi dinero tenía que encargar productos por el valor de ese dinero y venderlos, de esa manera me "cobraba" lo que me debían por mi trabajo. Respecto a los premios, se canjean por internet y son entregados después de dos campañas. Cuando encargué mis premios me dieron la baja así que nuca me los enviaron. La baja me la dieron porque no cumplía con los objetivos, no podía hacer que las revendedoras pagaran sus cajas, o sea, los productos que habían pedido. Eso se llama "morosidad" y mi morosidad era muy alta. Es decir, la morosidad de mi grupo de revendedoras, candidatas y empresarias hizo que me dieran la baja como líder. Me parece bien que al no cumplir con lo que se me pidió, me dieran la baja pero... ¿ Y mi dinero?, ¿Y mis premios? Nada, no me pagaron nada!!! Y no hubo reclamo que sirviera. Vía telefónica me atendieron distintas secretarias que me hacían preguntas, me decían que me iban a devolver el llamado pero nunca me llamaron. Asientan quejas y reclamos que nunca se atienden. Cuando me cansé de llamar y no obtener respuestas, me presenté en la planta de Avon para que alguna persona atendiera mi reclamo. Tampoco sirvió de nada porque otra vez me atendió una secretaria (Paula Ferri) que tomó nota de todo lo dicho por mí y su respuesta fue que se iba a comunicar a la brevedad conmigo para darme una solución. Incluso me contacté por Facebook con Mercedes Ferreiro quien era la jefa de quien en su momento fue mi gerente zonal (María Luz Juarez, zona 760) quien leyó mi mensaje y nunca lo respondió. Volví a escribirle, otra vez leyó el mensaje y tampoco hubo respuesta. Simplemente reclamaba lo que me correspondía, el pago de mi trabajo.
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Con el gerente general Axel Gegenschatz en una visita a la planta de Avon de San Fernando